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Aumentar la seguridad y la productividad gracias a la iluminación LED

Una correcta iluminación genera ahorros energéticos de más del 80% y mejora la productividad entre un 10% y un 20% en oficinas, almacenes e industrias.


Trabajar en un buen entorno laboral tiene un efecto directo sobre la productividad. Y aún más importante: tiene una incidencia directa sobre la salud del trabajador, reduce la siniestralidad laboral y el número de bajas.


En la generación de un buen entorno laboral influyen muchos factores, desde la la seguridad y la flexibilidad hasta las posibilidades de desarrollo, pero una buena iluminación también es esencial. De hecho, según un estudio de World Office Forum realizado entre trabajadores de oficinas, la iluminación es el factor más determinante en el entorno laboral, por encima de la climatización o el ruido.


La iluminación en la industria


En entornos laborales como grandes almacenes y talleres, la iluminación es tanto o más importante que en una oficina. Una mala iluminación reduce el ritmo de trabajo, provoca al agotamiento visual, dolores de cabeza, sueño y afecta al estado de ánimo de los trabajadores. Por contra, una iluminación adecuada aumenta el ánimo, el humor y la concentración.


Todos los expertos coinciden en que lo ideal es trabajar con luz natural, pero obviamente eso es imposible en la mayoría de los centros de trabajo industrial, muchos de los cuales deben mantener el ritmo de producción las 24 horas del día. Por eso la iluminación LED es la solución ideal, ya que es la que más se asemeja a la luz natural.


Invertir en una instalación lumínica LED de calidad sale más rentable de lo que en un principio pudiera parecer: a todos los ahorros derivados de la reducción de consumo y mantenimiento que hemos comentado en anteriores posts hay que sumar la reducción de las bajas laborales (por estrés, dolores de cabeza, agotamiento, …), aumento del rendimiento y de la seguridad laboral, reducción del absentismo y la siniestralidad así como un impacto positivo en el estado de ánimo de los trabajadores.


Todo lo cual se traduce en aumento de la productividad y en consecuencia, en un aumento de los beneficios.


La influencia de la luz en el reloj biológico


En las últimas décadas las investigaciones acerca de la influencia de la luz sobre el cuerpo humano han producido importantes revelaciones. Se sabe que en función de la luz recibida el cuerpo humano regula los ritmos (tanto diarios como estacionales) de multitud de procesos.


Por ejemplo, la luz diurna le indica al cerebro que potencie la producción de cortisol, la hormona responsable de la actividad corporal y del estrés. De este modo el cuerpo está alerta durante las primeras horas del día. Por el contrario, la falta de luz provoca la producción de melatonina, la hormona del sueño, momento en el cual se bajan las alertas y surge la somnolencia. La producción de una u otra hormona está directamente relacionada con la luz.


La incidencia de la luz no se limita solamente a la exterior, también la luz artificial afecta al cuerpo humano. Esto es especialmente importante en entornos industriales o con maquinaria pesada, especialmente en los turnos de noche, en los que la somnolencia o la falta de alerta puede provocar ya no sólo un bajón en la productividad sino accidentes laborales. Una luz de calidad, eficaz y adecuada al entorno laboral evita accidentes y aumenta la productividad.


Capacidad de regulación


Una buena instalación lumínica debe ser capaz de adaptarse y regularse en función de las características de la zona de trabajo y de cada momento del día. Así, la intensidad y el tono del flujo de luz deben adecuarse a las condiciones específicas de cada puesto.


La tecnología LED se adapta perfectamente a estos requisitos por su facilidad de regulación tanto en tono como en intensidad. Es posible programar una instalación lumínica para que vaya regulando a lo largo del día la intensidad (en función, por ejemplo, de la luz exterior), o de las tareas que se desarrollen en cada momento. También podemos aumentar la intensidad de la luz en determinadas áreas que así lo requieran, mientras se reduce y se varía el tono en otras (por ejemplo, en zonas de descanso).


Además de una intensidad suficiente y un tono de luz adecuado, es importante que la luz sea uniforme. La diferencia de intensidad y tono entre diferentes zonas de una misma área de trabajo puede causar accidentes, ya que el ojo tiene que adaptarse rápidamente al flujo lumínico existente. Las fiabilidad y larga duración de las luminarias LED evitan las molestas lámparas parpadeantes (muy comunes en instalaciones con fluorescentes), que pueden provocar ansiedad y malestar entre los trabajadores.


Una lámpara LED puede trabajar de forma ininterrumpida durante 50.000 horas (¡seis años!) sin variación en el flujo lumínico, a máxima intensidad desde el mismo momento de su encendido, sin parpadeos ni intermitencias.


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